sábado, 28 de mayo de 2011


El se sube, siempre a la misma hora, y mis ojos lo siguen.

Es una ceremonia que me encanta repetir.
Se sienta siempre del lado de la ventana, lo veo mirar y me imagino lo que piensa, siento que en algún punto del mundo nos encontramos en un pensamiento, y hasta a veces dialogamos.
Imagino su voz, fuerte pero tranquila.
El se rié, siempre dejando esa chispa en el aire que me encanta respirar.
Escucha música y mueve sus manos sobre sus piernas. Yo no se qué escuchará, pero puedo entender lo lindo de la melodía en sus dedos, que no dejan de tamborear sobre su pantalón.
A veces le suma sus pies a los movimientos de las manos. Y cuando me doy cuenta está haciendo música para mí imaginación.
Es hermoso.
No tiene voz, pero yo se la creé.
Tampoco tiene nombre, pero para mí se llama Pedro, o Manuel. Tiene ojos de Joaquín. (Es realmente lindo cómo sea que se llame).
No sé qué hace, pero es músico. O sociólogo. O profe de Educación Física. Aunque tiene brazos de pintor.
Es alto. Tiene el pelo ondulado y negro y un poco de barba que parece estar peleada con la maquinita de afeitar.
(Menos mal que se pelearon).
Es todo lo que quiero que sea. Es sabio, chistoso, le gusta Drexler y come tostadas con manteca y azúcar. Toca la guitarra los domingos y canta los temas de Silvio de la manera más bonita que jamás escuché. Le gustan los niños, cree en la educación, es algo terco y autodidacta. Le gusta el folklore, Córdoba y su profesión. Es espontáneo, divertido y dulce pero sin acudir a la cursilería. Y así puedo seguir, yo no se quién es, por eso es todo lo que quiero que sea.
Si hay algo que me causa embole, es tener que abandonar el colectivo antes que él.

Y ni siquiera sabe que existo.

jueves, 26 de mayo de 2011


Cuando la manzana se te queda entre los dientes y luchas horas para sacártela, me molesta. Me incomoda estar dele juguetear con el dedito intentando sacarme la pielcita de entre las muelas, todo por creer que la piel tiene vitaminas y no pelarla. Peor cuando comes pururú. Nunca comas pururú en el cine cuando estás con un guacho, te lo advierto.
Los outlet que de outlet no tienen nada, me embola. Entras con los ojos que se te salen para todos lados, entusiasmada como lucre con chocolate con almendras, hasta que empezas a ver que los precios no varían de los del shopping y tu alegría se va por donde entró. O peor, mucho peor, encontras el sector liquidación, pero todo es talle 1.
Me molesta la gente que se queja, que se queja porque el aire va de norte a sur y no de sur a norte, que se quejan porque un perro les mea el jardín, a ver, que alguien me explique porqué, si la meada se evapora!!!! No se nota vieja, después se va. Y eso de que el pasto se quema es mentira.
Me molestan las monedas de diez centavos, los piojos y los mosquitos. Estos últimos no tienen razón de ser, la verdad que Dios fuiste muy generoso para con ellos, pero nos creaste un problema.
Me molesta mi papá cuando no habla, o que me hable solo a mí. Entonces entenderlo y no poder explicarle a los demás como son las cosas.
Me molesta tener más charlas en las salas de espera que con mis amigas los fines de semanas. Me embola, me pudre.
Me molesta que la sofi se haya comprado un blackberry.
Me molesta no poder tener control de mi pelo, es tan lacio que cae como plomo, olvidate de un movimiento, es tan aburrido.
Me molesta que el invierno no tenga melon. Quiero comer melon o armarme una melancia y no puedo, invierno forro, tan perfecto no podías ser.
Me molesta la letra de los médicos, cada vez que me piden análisis es un sacrificio, cinco horas intentando entender que carajo dice ese rayón.
Me molesta que la gente no entienda lo feo que es verles la cara de orto todo el tiempo.
Me molestan los malos modales, mucho.
Me molesta el olor al supermercado, que las nueces salgan tan caras, que las almendras me gusten tanto y comerlas tan poco.
Me molesta la gente que deforma el léxico cordobés.
Me molesta, justamente, que reconozcan a mi querida córdoba solo por La Mona, la Mole Moli y Carlos Paz, hay más señores, hay mucho más.
Me molestan las cosas planificadas.
Me molesta tener que esconder un llanto cuando no estoy en confianza, me molesta porque se me hace un nudo en la garganta y duele.
Me molesta la voz de Abel Pintos a los 14 años, ¿quién carajo le enseñó a cantar?
Me molesta no tener respuestas para darle a mi ahijada.
Me re molesta.
Me molesta cursar los sábados a las 8 de la mañana ,me molesta porque ahora todos salen los viernes.
Me molesta que estas cosas me molesten pero no me modifiquen en absoluto la existencia.
Bha, en realidad,
eso es justamente lo que me gusta
de todo lo que me molesta.

jueves, 19 de mayo de 2011

Hace días que escribo y no publico. Debe haber aproximadamente siete entradas borradores que no quieren salir de ahí.
Inconclusas, pobres, desordenadas, esperan que alguien las rescate.
Pero no.
Cuando las cosas no son espontaneas, considero que no son reales. Rebuscarmela para escribir significaría que estoy buscando qué poner para que la gente me lea, y eso dejaría de ser real.
Yo quiero que la gente me lea a mí, entera, lo que me pasa o pienso, y no hay otra manera de que pase eso si no es por la espontaneidad.
A veces, uno va por la vida haciendo cosas para los demás, hasta que uno crece y se da cuenta que el mejor regalo que uno puede hacerse es quererse un poco y darse lugar a ser.
Estos días estuve ocupada en eso. En quererme un poco, en ser responsable conmigo, mi salud, y mis estudios, con lo que me comprometo y con lo que me compete.
Anduve de acá para allá, y aprendí que cuando hay tantas cosas que te llenan el corazón, uno no tiene tiempo ni lugar para pensar en lo que le falta.
Esa es la única clave para sentirse feliz, y el que se atreva a discutírmelo le aviso que ya sale perdiendo.

sábado, 7 de mayo de 2011

Las cosas no salen siempre como quiero, pero no implica que empiece a quererlas como sea que salieron.
Después de todo, lo que siempre importa es la actitud.
La actitud


martes, 3 de mayo de 2011

"No te vincules. No cumplas funciones que no te son propias. Memorizá tu rol y limitalo. No te vincules. El amor dejalo para tus hijos. No te vincules. Trartá de resguardarte. No des de más. No te quedes más horas de las adecuadas. No des la mano, y si la das, cuidá tu codo. Vos estás primero, después tu trabajo. No te vincules. Sos docente, no mamá. En la escuela se enseña a ser alumno. No te vin cu les. "

Uno se cansa de escuchar y ver cosas como éstas. Postura cómoda la del cuerpo laburando y el corazón en casa. Pero sinceramente, estas cosas me dan nauseas.

Esta concepcion cómoda, vaga y eogista no me corresponde, no es mía.

Para ellos es trabajo, para mi es pasión. Ellos cumplen horas, yo las disfruto.

Por ahí, realmente dudo si la gente que se forma en la docencia sabe que va a trabajar con personas.

La escuela se hace, se construye. Desde el aula, desde el rol.


Yo no quiero lo cómodo.