martes, 29 de marzo de 2011

Lo sé hoy, 29 de marzo.
Sé que los martes de este año van a ser días lindos.
Lo sé hoy porque hace dos martes que esta profe me come el bocho.
Hoy, por ejemplo, nos dio unas serie de frases y preguntas para cuestionarnos acerca de la función docente y para que de manera personal hiciéramos una reflexión al respecto. Las preguntas decían algo así:
¿Quién me enseño? ¿Qué me enseño? ¿Cómo me enseñó? ¿Qué sentía cuando me enseñaban? ¿Qué lograba cuando me enseñaban? ¿Qué hacía con lo que aprendía? ¿Qué aprendía? ¿Para qué aprendo? ¿Con quién aprendo? ¿Cuándo aprendo? ¿Qué prefería aprender? ¿Qué busco aprendiendo? ¿Cuándo empecé a aprender?

Apenas me dio la copia, le leí y escribí:

No recuerdo cuando empecé a aprender. Si pienso en mi mamá, ella diría que en la panza, cuando me cantaba canciones de los bee gees y yo pateaba.
Si me voy un poco más adelante, tampoco recuerdo cuando empecé a aprender.
Si pienso en piaget, puedo decir que empecé a hacerlo cuando el mundo me abrió sus puertas, pero yo no tengo registro de eso. Lo que si me acuerdo es cuando aprendí a andar en bici, es el único aprendizaje que recuerdo de niña niña. Lo demás, calculo, fue convencional.
Me enseñaron mis viejos, mis maestras de la primaria, mis abuelos, mis amigas, mis no amigos, algunos profes de la secundaria, las monjas de la escuela, y porque no, el chofer del colectivo, que me enseña a valorar el saludo cada vez que el no me lo da.
Me enseñó una enfermedad, un libro, un viaje, un amor.
¿Qué me enseñaron? calculo que todo lo que soy, porque de alguna manera lo que uno aprende se traduce en lo que es y lo que hace, aunque nunca aprendí a sentarme derecha.
A veces, depende mucho de quien me enseña, creo que aprendí más del que no sabía que me estaba enseñando que de aquel que me trasmitió un conocimiento - A esta altura de la vida debo decir que aprendí mucho de los que me enseñaron por pasión, y no por trabajo. Aprendí de mi mamá, de la seño Silvia y de René De Santis. Aprendí de mi amiga Peku, de mi hermana y de algunos pocos docentes del Cabred.
Me enseñaron de todo, todo el tiempo. Si me detengo a pensar, las enseñanzas no tienen ni días ni horarios ni contextos específicos. Uno enseña, y al enseñar aprende, con el fluir del día, mientras hace algo, o mientras no hace nada, pues está aprendiendo a hacer nada.
Si lo que aprendo contribuye a mejorar como persona y como profesional, pues bienvenido sea. Eso hago con lo que aprendo, acomodarlo - de alguna forma - a mi vida y a lo que de ella puedo dar.
Aprendo para crecer.


La profe dijo basta en medio del silencio absoluto, y maravillosamente yo había terminado de escribir lo que me cabeza dejó de pensar.
Hasta que alguien se animó a contar lo que escribió, el silencio fue pávido.
Una valiente compañera se animó y contó lo que había pensado, pero sin leer.
Después, seguí yo.
La verdad, debe haber sido espantoso escucharme, pues era la primera vez que leía algo mío que ni siquiera había tenido la oportunidad de releer. Pero leí, y mi voz de gallo claudio debe haber sido terrible, pero leí.
Y lo mejor de todo (lo más lindo de todo) es que cuando terminé de leerlo mis dos hermosas amigas me miraron, se riéron, me aplaudieron por lo bajo y me dijeron subilo al blog.
(Porsupuesto, ya lo había pensado)

Definitivamente, esto se ha convertido en mi terapia.
Bienvenida seas!

8 comentarios:

  1. Me emocionás lulu, como siempre.
    Que orgullo siento al tenerte a mi lado :)

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  2. Lulita hermoso como te dije ayer.. Siempre tan lindo y cercano lo que escribes!

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  3. Pero que mujeres, como las quiero!

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  4. firmé acá y cerré la página sin poner la palabra clave, estoy triste jajaja mañana voy a firmar de nuevo, mejor que esto, Lu. Nada más quería dejar en claro que sos tan hermosa por dentro como este posteo. No el mío, el tuyo jajaja abrazón ídola del pueblo.

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  5. Siempre digo que muchas veces se aprende más de quien tenés al lado que de quien está frente a la clase. Hace tiempo que no piso un aula. Por una u otra cosa (casi todas dentro de mi cabeza) se me complica volver a estar en el ámbito donde uno siente/cree que aprende. Pero por suerte no he dejado de juntarme con gente que sabe y transmite saber sin necesidad de tener títulos o postgrados. También he tenido la suerte de conocer algunos sabios... y de encontrarme con blogs que transmiten y enseñan cosas... simples cosas de la vida. Eso que solemos dejar de lado.

    Me gustan los martes. Antes me los tomaba para pensar. Ahora pienso de más todos los días y hago poco... ¿Aprender a hacer nada? Yo podría hacer un doctorado en eso.

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  6. Esto es muy lindo, de verdad. Muy hermoso.
    Muy puro muy cierto muy lleno.
    Esto enseña también.

    Después de todo enseñar es mostrar. Y uno/a aprende mirando. Y a veces es con una mirada o un par de palabras cuando aprendemos lo que nos vamos a llevar en el bocho para siempre. En el bocho en el alma en el corazón.

    Algo que sé, es que los martes son días lindos, los blogs son buenos terapeutas, y su posteo es maravilloso.

    (y que es correcto podamos y satisfizo) :)
    un abrazo de viernes, no tan lindo como su martes, pero resignado como "de transición".

    y feliz abril :)

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  7. Llego justo para decir: ¡Mañana es martes!.

    "el chofer del colectivo, que me enseña a valorar el saludo cada vez que el no me lo da." jajaja con eso me hiciste reír mucho. Yo soy la loquita que dice buen día a todo aquel que se cruza. Es cierto que algunos chóferes de colectivo no devuelven el saludo, pero prefiero esos a los que los devuelven libidinosamente.
    Yo tampoco sé sentarme derecha, Lu. Y creo que es la gran consecuencia de la mochila de primaria cargada de libros inútiles que nos hacían encorvar la espalda. Esos de los que poco aprendimos. Porque como bien escribiste, del colegio aprendiste de los adultos, y no de los cuadernos. Recuerdo sólo una cosa aprendida de un libro de primaria (obviando las cosas básicas como aritmética, cs sociales), y fue de un cuento de un chico con Sida, que se llamaba ojos de perro siberiano. Esas son las cosas que las maestras deberían hacernos leer, o el principito. Y no bodas de sangre y el martin fierro, que a esa edad no entendemos un catso.

    "creo que aprendí más del que no sabía que me estaba enseñando que de aquel que me trasmitió un conocimiento " comparto totalmente y nunca lo había pensado.

    Muy bien tus compañeras en incitarte a subirlo al blog, muy bien vos en subirlo. Leer en la facultad siempre es un suplicio, pero me impresiona realmente que hayas escrito esto en un ámbito público. Es decir, te abriste completamente, mostraste cómo sos. Y eso es más terapia incluso que esto. Porque por acá es siempre más fácil decir todo. Yo mañana me hago un blog que se llame soymariaclemencia y digo lo que quiero. Y soy re canchera, total no soy maria clemencia. Total nadie va a conocer mi cara por mucho posteo que haga. Vos fuiste Lu, y fuiste Lu adelante de todos, como sos Lu acá. Me pareció mucho más terapeutico, y para usar esa palabra que te gusta, tuviste mucho coraje.

    Abrazo enorme, Lulú. Perdoná que no pude pasar antes. No me había olvidado de todas formas. Cuidate hermosisima.

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  8. Ton-ti-na!
    Cómo te voy a querer cagar a trompadas!
    A Moniquita un poco sí jajaja. Tal vez tengas razón, debería darle una oportunidad. Tal vez no, Lu. Tal vez Mónica perdió mi confianza y no se trata de rencor sino de imposibilidad. No podés no confiar en tu terapeuta. Y tu terapeuta no te puede dejar diez días colgada. Veremos qué pasa en esta semana...

    Me encantan tus abrazos blogueros, sabés que una vez me pusiste "te abrazo fuerte" en vez de "un abrazo fuerte" y me quedó grabado. Pareció más sentido, y fue muy tierno. Me caes muy bien, y no sería feo tomar unos mates algún día en serio.

    Si todas las veces que pensé en eliminar el blog no lo hice, fue porque me permite comentarle a personas como vos. A vos y a otra gente copada, en definitiva. "como vos" queda muy general. Lu hay una sola no?

    Abandono esta tediosa jornada laboral.
    Te abrazo fuerte (sic)

    magui.

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Algunos chamuyos